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Han adiestrado sus manos para hacer el mal[a]: El gobernante exige, el juez juzga por soborno y el poderoso habla según el antojo de su alma; y así lo retuercen. El mejor de ellos es como la espina; el más correcto de ellos es como zarzal. ¡Ay[b] de tus centinelas, pues tu castigo ha venido! ¡Ahora será su confusión! No crean en el amigo; no esperen en el compañero. Cuídate de la que duerme en tu seno; guarda también tu boca.

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Footnotes

  1. Miqueas 7:3 Según LXX; otra trad., la hacen abominable.
  2. Miqueas 7:4 Según LXX; heb., día.